El 26 de
Abril de 2011 se consumaron los 25 años de la catástrofe de Chernóbil y a pesar
del período pretérito, prosigue yaciendo en el subconsciente como algo olvidado
pero latente, a la vez que estremecedor y devastador.
La falta de
luz sobre el suceso se ha ido difuminando con el paso de los años gracias al “
apagón “ informativo del Gobierno Ruso y
al pasotismo de las autoridades europeas en un problema que continúa golpeando a
miles de afectados.
La vida
prosigue mientras la memoria relega y condena al ostracismo más absoluto el
dolor y sufrimiento de todo un pueblo.
Este libro
me ha impresionado por revivir en mí, esa época trágica, dura e inolvidable, en
la que yo viví pegado al televisor y viendo asombrado desde mi corta edad las fatalidades
y negligencias de un gobierno que hoy en día ha omitido este hecho.
No dejemos
en el olvido lo sucedido, pues como dijo Séneca: “ No hay nadie menos afortunado que el hombre a
quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba “
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